la Ciudad de México es cosa de colinas, de cañadas, de barrios lejanísimos que poco a poco se van conociendo, y nada más, porque no es una ciudad para gozarla ni caminarla: es para peserearla, rutacientreparla, trolesangolotearla y metrocruzarla: de repente, cansado, ajetreado, magullado, llegas a tal parte y ya.