Se sienten conectados al cuerpo?
¿Podemos sentir los huesos de los muslos?
¿Y las rodillas? ¿Notamos una diferente a la otra o se sienten ambas iguales? ¿Están rígidas o flexibles?
¿Aparece en la imaginación algún color o textura en particular?
¿Cómo están las pantorrillas?
¿Percibimos que están lejos de la cabeza y el torso o que están conectadas y uniformes?
¿Se sienten iguales o hay una más relajada que la otra? ¿O hay alguna más densa que la otra?
¿Qué sensaciones experimentamos en los pies? ¿Son diferentes o similares para ambos?
¿Sentimos los dedos del pie? ¿Percibimos los talones igual que los arcos y los metatarsos?
¿Se encuentran ambos pies descansando relajada y completamente sobre el suelo o se siente uno más conectado que el otro?
Simplemente percibo. Bien.
Y ahora nos tomamos un momento para escanear todo el sistema una vez más, repasando nuestro paisaje interior con una mirada panorámica, como lo hicimos al comienzo.
A medida que la conciencia se agudiza, ¿qué notamos? ¿Hay algún cambio desde el primer escaneo del cuerpo?
Cualquier información sensorial es bienvenida: colores, texturas, áreas oscuras y claras, simetrías y asimetrías, siempre adoptando una actitud curiosa, simplemente percibiendo.
Una vez que hemos finalizado, dejemos que la atención retorne al mundo exterior. Suavemente abrimos los ojos y notamos cómo se siente ahora el mundo que nos rodea en comparación con el comienzo. Agradecemos habernos tomado el tiempo para profundizar en nuestra conciencia interior.