Fue en ese momento cuando la notó: una bola de papel. Frunciendo el ceño, creyó que era el envoltorio de un caramelo que Forest se había olvidado, hasta que lo sacó para examinarlo bajo la luz apagada.
Era un fragmento de papel pequeño, doblado sin miramientos, con una ristra de palabras mecanogra adas. Iris no pudo reprimir la sonrisa, incluso mientras le dolía el corazón. Leyó: Solo por si no lo sabes… Eres de lejos la mejor hermana que podría tener. Estoy muy orgulloso de ti.
Estaré en casa antes de que te des cuenta, Florecilla.