El hombre del que Kira estaba tan enamorada vive en Berlín desde hace ya varios años. No he olvidado su apellido por su cómica significación, un nombre poco frecuente: Svistounov, «un silbador». Su profesión, en cambio, no era rara entre los intelectuales contestatarios de su generación: era periodista, más exactamente un reportero que practicaba, por así decirlo, la importación-exportación de ideas. Unas veces en Moscú, otras en Europa, suministraba a los periódicos occidentales noticias aterradoras sobre la dictadura que renacía en Rusia, y a los periódicos rusos información sobre los pérfidos objetivos de los europeos y los estadounidenses...