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Curzio Malaparte

La piel

La piel el relato del Nápoles liberado por los aliados, donde tanto vencedores como vencidos sucumben a la corrupción, se convierte en metáfora de un mundo podrido por el hundimiento moral que significó la Segunda Guerra Mundial. Con un estilo vivo, a un tiempo sarcástico y poético, Malaparte recrea con toda crudeza las vicisitudes de su pueblo hambriento: piedad, grandeza, vergüenza, abyección, ternura, orgullo o menosprecio afloran en las páginas de un libro magistral que presentamos, como en su momento Kaputt, en una nueva traducción a partir de la versión definitiva del autor. Una sobrecogedora historia en la que se muestra que la frontera última de nuestra humanidad es siempre la piel. «La piel, nuestra piel, esta maldita piel. Usted no puede ni imaginarse de qué es capaz un hombre, de qué heroicidades y de qué infamias es capaz con tal de salvar la piel. Ésta, esta piel asquerosa. Antes soportábamos el hambre, la tortura, los martirios más terribles, matábamos y moríamos, sufríamos y hacíamos sufrir para salvar el alma, para salvar nuestra alma y la de los demás. Hoy en día sufrimos y hacemos sufrir, matamos y morimos, realizamos hazañas maravillosas y actos horrendos no ya para salvar el alma, sino para salvar la piel. ¡Nos convertimos en héroes por algo bien mezquino!»
449 printed pages
Original publication
2017
Publication year
2017
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Quotes

  • Adal Cortezhas quoted3 days ago
    –El hombre es un ser innoble –dije–. No hay espectáculo más triste, más desagradable, que un hombre, un pueblo, en su apoteosis. Pero un hombre, un pueblo, vencidos, humillados, reducidos a un montón de carne marchita, ¿hay algo más bello y noble en el mundo?
  • Adal Cortezhas quoted4 days ago
    –Para convencer a las muchachas napolitanas de que se casen con ellos –dijo Consuelo–, los soldados negros les dicen que son blancos como los demás, pero que en América, antes de embarcarse para Europa, los tiñeron de negro para poder combatir de noche sin ser vistos por el enemigo. Cuando termine la guerra y regresen a América, se rasparán la pintura negra y volverán a ser blancos.
  • Adal Cortezhas quoted4 days ago
    –Nuestro spam –replicó Jack– no es otra cosa que mermelada de cerdo.
    –El otro día –dijo Antonino Nunziante–, de camino a casa, me encontré con un negro que comía sentado a la mesa con la familia de mi portero. Todo un señor negro, muy educado. Me dijo que si los soldados americanos no comiesen spam, a estas alturas ya habrían conquistado Berlín.
    –Yo siento una gran simpatía hacia los negros –dijo Consuelo–, por lo menos son del mismo color que sus opiniones.

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