El año se dividía de acuerdo con las grandes fechas de la vida de Jesús, de sus discípulos y de la Iglesia: Navidad, Cuaresma, Pentecostés, Pascua, etc. Cada una de estas fiestas era motivo de celebraciones públicas que contaban con la presencia de los nobles, de los ciudadanos y del pueblo. Obviamente en estos días, al igual que en los que se festejaba algún acontecimiento familiar como nacimientos, bautizos, bodas, etc., la música ocupaba un lugar primordial. Era entonces cuando el
lenguaje sonoro de cada estrato y de la sociedad en su conjunto se expresaba públicamente. Se repetían fórmulas con las que cada individuo se identificaba, mientras se mezclaban los diversos tipos de expresiones musicales.