Prácticas de autocompasión y de atención plena
UN DÍA DE ACEPTACIÓN
Durante un día, completa el experimento de aceptar cualquier cosa que se te presente aceptándote a ti mismo. Eso no significa rendirse y dejar que los demás se aprovechen de ti. Pero ¡tampoco implica descontrolarse!
Abórdalo todo con la mente tranquila, en lugar de perderte en discursos autocríticos al respecto. Si te descubres criticándote mentalmente, vuelve a dirigir la atención a la respiración.
Muchas de las cosas y de los defectos sobre los que te quejas, en realidad no tienen importancia: no merecen que te enfades por eso. No dejarte arrastrar por esa mente censora te permite ser mucho más efectivo a la hora de manejar situaciones que de verdad son importantes.
Un truco fascinante para la aceptación consiste en fingirte a ti mismo (sea lo que sea lo que esté sucediendo) que has elegido tal situación. Puede parecer absurdo, pero te sorprenderá darte cuenta de hasta qué punto elegimos nuestras experiencias.
¿Quién estuvo demorando ir a hacer la compra hasta última hora? ¡Bueno, fuiste tú! Prueba a hacerlo también con tus características. Por ejemplo, si eres una persona tímida, finge que tú decidiste ser tímido. ¿Cómo te sientes al respecto?
Recuerda que esto es un truco: no quiero que vayas por ahí creyendo que tú has hecho llover. No obstante, es un truco que resulta muy revelador y que puede hacer más profunda tu capacidad de aceptación.