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Etgar Keret

  • Rafael Ramoshas quoted2 years ago
    el niño nació con daños cerebrales. Y en Estados Unidos, como en la mayoría de los lugares del mundo, cuando eres madre soltera de un niño retrasado, puede decirse que tu suerte está echada. Seguro que habrá alguna película mala que sostiene que eso no es así, que puedes encontrar el amor, estudiar una carrera y otras cosas por el estilo. Pero no deja de ser una película. En la vida real, desde el momento en el que te dicen que tu hijo sufre retraso mental, es como si te colgaran por encima de la cabeza un cartel con luces de neón parpadeantes que dijera «game over».
  • Rafael Ramoshas quoted2 years ago
    «Agárrame la mano», eso es lo que Jeremy Kleinman quería decirle a la responsable del restaurante mientras la vida se le escapaba como de una bolsa pinchada de leche chocolateada, «dame la mano y no me la sueltes». Pero no se lo dijo porque ella le pidió que no hablara. No se lo dijo porque no hizo falta: ella lo tuvo agarrado de su sudorosa mano hasta que murió.
  • Rafael Ramoshas quoted2 years ago
    Tres días después de aquello recibió un correo electrónico del director general de la compañía. Lo que había tenido lugar en aquella sucursal lo llevó a decidirse a vender la compañía y a retirarse. La decisión lo sacó lo suficiente de la depresión como para poder empezar a contestar los correos. Los respondió con el ordenador portátil desde una maravillosa playa de Brasil. En el largo correo que escribió le daba toda la razón y le decía que les transmitiría su razonada petición a los nuevos directores. En el momento en el que le dio a la tecla de «enviar», tocó con el dedo las alas de una mariposa que descansaba adormecida en el teclado del ordenador portátil. La mariposa batió las alas. En algún lugar del otro lado del mundo empezaron a soplar unos malos vientos
  • Rafael Ramoshas quoted2 years ago
    Cuando Ronel despertó con el mágico sol de aquel martes y se encontró a su querido terrier Shjire entre las piernas lamiéndole la erección matutina, le pasó por su obtusa y relativamente desocupada mente un solo pensamiento, afilado como una navaja: «¿Es esto sexo?». Léase: ¿estaría Shjire lamiéndole los testículos de la misma manera que solía lamer los de Schneider, el schnauzer enano al que Shjire intentaba montar cada vez que se encontraba con él en el parque Meir, o no sería que Shjire le estaba lamiendo el miembro viril a su dueño por lo mismo por lo que escogía lamer las gotas de rocío a cualquier aromática hoja con la que se encontraba por la calle?

    Esa, realmente, era una pregunta preocupante. Aunque no tan preocupante como la pregunta de si Niva, su mujer, tan generosa de caderas, sospechaba que él se follaba a Renana, su compañera de despacho, y por eso era tan odiosa con ella por teléfono, o si no sería porque sencillamente le resultaba antipática, aunque aun así resultaba preocupante.
  • Rafael Ramoshas quoted2 years ago
    Ronel decidió que iba a escribir un libro. Algo entre una historia edificante y un tratado filosófico. Trataría de un rey muy amado por todos sus súbditos que perdería algo muy preciado por él. Dinero no. Quizá un hijo, o un hermano, o puede que hasta un ave cantora, si es que nadie había tenido esa idea ya antes. Hacia la página cien el libro se haría menos simbólico y pasaría a ser más actual, hablaría del desarraigo que el hombre experimenta en la sociedad moderna, pero también ofrecería cierto consuelo. Hacia la página ciento sesenta o ciento setenta se transformaría en un libro de aeropuerto en cuanto a su legibilidad, pero sin perder calidad. Y en la trescientos el libro se transformaría en un animalito peludo y agradable al tacto que el lector podría abrazar y acariciar para sobrellevar su soledad. Todavía no había decidido con qué tecnología trasformaría el libro en un peluche de agradable tacto, pero antes de dormirse se recordó a sí mismo que en el campo de la biología molecular y en el del mundo editorial se habían producido unos avances tan gigantescos que una colaboración entre ambas disciplinas tendría que llegar a ser, sencillamente, inevitable.
  • Rafael Ramoshas quoted2 years ago
    También aquella mañana se despertó Ronel con una magnífica erección y con el lameteo no del todo descifrado de Shjire, que estaba allí en la habitación sin ningún hueso y completamente desnudo. «Esto no es sexo», fue el primer pensamiento que acudió al instante a la mente de Ronel. «Más que algo social yo diría que es algo existencial.»

    –Shjire, amiguito –le dijo en un alegre susurro para no despertar a Niva–, tú eres el único que me quiere de verdad.
  • Rafael Ramoshas quoted2 years ago
    la contraportada ponía que el escritor era guía y que había viajado mucho por el mundo. También había allí una pequeña foto de él en blanco y negro. Aparecía en ella con una sonrisa bastante pretenciosa, la sonrisa de pavo real del que se siente satisfecho de haber nacido siendo él
  • Rafael Ramoshas quoted2 years ago
    Maya dijo que ese cuento había empezado a escribirlo antes de saber que volvía a estar embarazada.
    –Qué gracia –exclamó sorprendida–, que mi cerebro todavía no supiera que estaba embarazada y mi subconsciente ya sí
  • Rafael Ramoshas quoted2 years ago
    Uzi y yo nos conocemos desde los tres años, más o menos. Desde entonces ha llovido mucho, pero pocas cosas han cambiado, en realidad. Uzi dice que también entonces me pasaba el día compadeciéndome de mí mismo.
  • Rafael Ramoshas quoted2 years ago
    Durante la media hora que pasamos en Matalón 56 el quiquiriquiquí sube hasta romper el techo. Cuando salimos al tórrido sol de la calle, el quiquiriquiquí está ya en el 1.75, lo que significa, según Uzi, que nos da el ciento veinte por ciento del dinero. Y así, el quiquiriquiquí sigue surcando el celeste cielo como una cometa y nosotros tras él, agarrados con fuerza a su cola para no caernos.
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