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Samanta Schweblin

  • Geraldine Guarneroshas quoted2 years ago
    Ves, Amanda, eso es como el dedo que pensé que le faltaba a David. Uno dice «perder la casa sería lo peor», y después hay cosas peores y uno daría la casa y la vida por volver a ese momento y soltar la rienda de ese maldito animal.
  • Danmghas quotedlast year
    Era algo que él merecía: con su muerte él vislumbraría lo importante que ella había sido para él, los años que ella había estado a su servicio. Quería tanto morirse, desde hacía tantos años, y sin embargo nada parecía deteriorarse más que su cuerpo. Un deterioro que no la llevaba a ninguna parte. ¿Por qué no se lo decían? Quería que se lo dijeran. Quería tanto que fuera verdad.
  • litze roldanhas quotedlast year
    la cordura, como siempre, es superficial.
  • GisEllahas quoted2 years ago
    Ahora ella no tenía ni para quién morirse
  • GisEllahas quoted2 years ago
    Había concluido, al analizar la experiencia de algunos conocidos, que incluso en la vejez la muerte necesitaba de un golpe final. Un empujón emocional, o físico
  • GisEllahas quoted2 years ago
    Apoyada contra la pared, se dejó caer hasta el piso. Se concentró en el dolor. Porque, si eso era la muerte, este era el golpe final que necesitaba para morir. Era todo lo que quería, lo que había deseado tantos años pero solo se había llevado él. Terminar
  • GisEllahas quoted2 years ago
    En sus pulmones, una punzada aguda llegó con su última revelación: no iba a morirse nunca, porque para morirse tenía que recordar el nombre de él, porque el nombre de él era también el nombre de su hijo, el nombre que estaba en la caja, a metros de ella. Pero el abismo se había abierto, y las palabras y las cosas se alejaban ahora a toda velocidad, con la luz, muy lejos ya de su cuerpo.
  • GisEllahas quoted2 years ago
    Dijo que estaba sentada en cuarenta centímetros cuadrados, eso dijo. Tardé en entender. Es difícil pensar en mi suegra diciendo algo así, aunque eso es lo que dijo: que estaba sentada en cuarenta centímetros cuadrados, y que eso era todo lo que ocupaba su cuerpo en el mundo
  • GisEllahas quoted2 years ago
    Cómo te llamás? –pregunté.
    –Eso no puedo decírtelo.
    –¿Por qué?
    Él se agachó. Así quedaba casi a mi altura, o por ahí yo unos centímetros más alta.
    –Porque estoy ojeado.
    –¿Ojeado? ¿Qué es estar ojeado?
    –Una mujer que me odia dijo que la próxima vez que yo diga mi nombre me voy a morir.
  • Ana Buendíahas quotedlast year
    Antes que su hija de 5 años

    se extraviara entre el comedor y la cocina,

    él le había advertido: «esta casa no es grande ni pequeña,

    pero al menor descuido, se borrarán las señales de ruta,
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