Va tocando temas de cuidado y salud mental y lo hace colocando sobre la mesa la tensión, el dolor, la empatía.
Schweblin construye escenarios del horror cotidiano con una sutileza increíble.
Qué onda con lo jodidamente hermoso que escribe Samanta!?, no dejo de gritar internamente. Me encantó, no hay duda.