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Lilián López Camberos

  • Alicia M. Mareshas quotedlast year
    Los sueños tienen una propiedad inasible. Son de la materia de la que imagino son las nubes: al tocarlas se deshacen.
  • Marcia Ramoshas quoted2 years ago
    El desayuno se tendía debajo de una palapa, en un terreno con vista panorámica a una porción de la bahía. Tuvo un presentimiento. La única mesa ocupada era la de ellos, cosa que ya sabía, fue entrar y que Stefan levantara el brazo para que Cecilia, con la cara y la sonrisa que a veces detesta, obedeciera en un parpadeo
  • Marcia Ramoshas quoted2 years ago
    Soñó que deseaban a Begoña. La llevaban a su cama, la desnudaban en la tina, las pecas rubias, los brazos fuertes, las muñecas de hierro, la cargaban y la abrían, había un hoyo en el piso donde Cecilia observaba, el agujero la ocultaba, era testigo pero nada más que eso.
  • Marcia Ramoshas quoted2 years ago
    Soñó que deseaban a Begoña. La llevaban a su cama, la desnudaban en la tina, las pecas rubias, los brazos fuertes, las muñecas de hierro, la cargaban y la abrían, había un hoyo en el piso donde Cecilia observaba, el agujero la ocultaba, era testigo pero nada más que eso.
  • Marcia Ramoshas quoted2 years ago
    Puede ver, ahora, el túnel de luz que llegaba hasta sus caras, las sombras alargando las narices y la cuenca de los ojos, la flama delgada de las velas en el centro de la mesa. Stefan llevaba puesta una camisa blanca
  • Marcia Ramoshas quoted2 years ago
    Bebieron mucho. Hacía un calor raro, la lluvia no refrescaba, cargaba la atmósfera de vapor salado, una bruma blanca penetraba en la palapa y se mezclaba con el humo de los cigarros. Las celebraban, les daban de beber
  • Marcia Ramoshas quoted2 years ago
    Con la luz del patio vio de cerca la piel rugosa, la piel moteada; los pómulos salientes, con pecas rojas y amieladas; los dientes amontonados de abajo; las canas entre el vello negro; las rodillas afiladas y sus vellos rubios, y los blancos de su pecho; y el de ella, pálido y venoso; los caminos azules de la sangre; el pezón ínfimo y rosáceo; los enrojecimientos del cuello y la clavícula; las nalgas blanquecinas; sus dedos hundidos en pelo suave, húmedo; el dolor penetrante, la boca tan abierta como se puede
  • Marcia Ramoshas quoted2 years ago
    Anne le pidió que no se moviera y entonces él se la metió en la boca, tan profundo que vinieron las arcadas. Ella, mientras tanto, le acariciaba el pelo, le susurraba palabras de aliento. Después de un rato Stefan se apartó, se colocó un preservativo y la penetró. El dolor la desgarraba, pero Cecilia no era virgen, hacía un año que no era virgen. ¿Había sido, también, de esta manera? Entre dos no sería lo mismo, pero imaginarlos sin su doble no le resultaba.
  • Marcia Ramoshas quoted2 years ago
    Pero este pensamiento, de mirarse tan afuera, la regresaba al mismo tiempo a una interioridad extraviada. Anne se había puesto de espaldas y en cada empellón Cecilia miraba sus muslos, la piel hendida en partes. Quiso levantar la cabeza, pero Stefan la atrajo con la mano en la quijada
  • Marcia Ramoshas quoted2 years ago
    Nunca más el gusto a sal y el placer del flagelo. Su deseo se transformó en una piedra. Usada, como el polvo que se hizo aire esa noche. Nunca dijo nada, nunca más acompañó a Begoña a otro viaje
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