Como yo le preguntara a qué causa se debía, pues, que de ella partieran muchos pronósticos verdaderos, me respondió él, como pudo, que es debido a la fuerza de la casualidad, esparcida por doquier en la naturaleza de las cosas. Y es que si de las paginas de un poeta cualquiera que canta y quiere decir algo totalmente diferente, cuando al azar uno lo consulta, puede salir a menudo un verso que coincide sorprendentemente con un propósito dado, decía que no tenía nada de extraño que desde el alma humana, que en virtud de un instinto superior no tiene conciencia de lo que se produce en su interior, pudiera emitirse un sonido que, no por ciencia sino por coincidencia[40], armonizase con los hechos y las cosas de quien pregunta