La colonialidad es, por lo tanto, el aparato de poder que, como ya dije arriba y reitero, se refiere a cómo las jerarquías globales (laborales, epistémicas, lingüísticas, etno-raciales, sexuales, culturales, etc.) se imbrican entre sí y se articulan en torno al mercado capitalista global, a la idea de raza y al sistema de sexo-género.[4]