Estamos hablando de ejércitos de aviones, cohetes y barcos que, pese a su intención verde o filantrópica, no harían otra cosa que bombardear, lanzar misiles, disparar, rociar gas, atacar. Técnicas arriesgadas y de tipo militar, que parecen precisar la valentía de un macho intrépido, superhéroe de película de la talla de Schwarzenegger en Depredador o de los multimillonarios del espacio con sus sombreros de cowboy, sus aeronaves fálicas y sus champañas eyaculatorias. Porque, una vez más, serán los machos de Silicon Valley, con sus cohetes, escopetas y misiles, quienes nos salvarán del desastre climático.