Inframundo

Ser una estrella, el supuesto genio que nadie se atrevía a criticar por miedo a quedar como un ignorante. La clave estaba en apantallar: meter un tiburón en formol o partir un coche por la mitad. El aplauso estaba garantizado por la especie dominante: los aduladores…

Lo que importaba era la imagen, la fama, el personaje. La habilidad para venderte a ti mismo y tomarle el pelo a los ingenuos

Casasola comprendió: el Artista se escondió del mundo del arte porque lo que se hacía hoy en día no era arte.

cilindreros desesperados, más dispuestos a arrebatar una moneda que a componer sus desafinados aparato

comprendió que Dios no existía. No en esa tierra donde gobernaban monstruos descoyuntados, ataviados con falda de serpientes

comprendió que Dios no existía. No en esa tierra donde gobernaban monstruos descoyuntados, ataviados con falda de serpientes

No vayas a creerme santa porque así me llamé. Tampoco me creas una perdida. Barro fui y barro soy; mi carne triunfadora se halla en el cementerio…

Ella nunca entraba realmente en su vida, pero tampoco se alejaba.

No tenía nada que ofrecerles más que un conjunto de fantasías inanes…

Resultaba inverosímil que un lugar como aquel sobreviviera en una urbe con tendencia a arruinar su patrimonio, a convertir lo clásico en esperpento.