Benjamín Labatut

Un verdor terrible

  • David Olivareshas quotedlast month
    Doctores, cianuro de potasio. Lo he probado. Quema la lengua y sabe agrio», decía la nota que encontraron junto a su cuerpo en la habitación del hotel que arrendó para quitarse la vida. La forma líquida del veneno, conocida en Alemania como Blausäure (ácido azul), es altamente volátil; hierve a los veintiséis grados centígrados y deja un ligero aroma almendrado en el aire, dulce pero levemente amargo, que no todos logran distinguir, ya que poder hacerlo requiere un gen específico del cual carece el cuarenta por ciento de la humanidad. Como consecuencia de ese azar evolutivo, es probable que una parte importante de las personas asesinadas con Zyklon B en Auschwitz, Majdanek y Mauthausen ni siquiera hayan notado el olor del cianuro llenando las cámaras de gas, mientras que otros murieron oliendo la misma fragancia que saborearon los hombres que habían organizado su exterminio al morder sus cápsulas suicidas.
  • David Olivareshas quotedlast month
    Doctores, cianuro de potasio. Lo he probado. Quema la lengua y sabe agrio»,
  • David Olivareshas quotedlast month
    Uno de los componentes del elixir de Dippel fue lo que acabó produciendo el azul que adornaría no solo el cielo de La noche estrellada de Van Gogh y las aguas de La gran ola de Kanagawa de Hokusai, sino también los uniformes de la infantería del ejército prusiano, como si hubiera algo en la estructura química del color que invocara la violencia, una sombra, una mácula esencial heredada de los experimentos del alquimista, quien despedazó animales vivos y ensambló sus partes en horribles quimeras que intentó reanimar con electricidad, monstruos que inspiraron a Mary Shelley a escribir su obra maestra, Frankenstein o el moderno Prometeo, en cuyas páginas advirtió sobre el avance ciego de la ciencia, la más peligrosa de todas las artes humanas.
  • David Olivareshas quotedlast month
    Uno de los componentes del elixir de Dippel fue lo que acabó produciendo el azul que adornaría no solo el cielo de La noche estrellada de Van Gogh y las aguas de La gran ola de Kanagawa de Hokusai, sino también los uniformes de la infantería del ejército prusiano, como si hubiera algo en la estructura química del color que invocara la violencia, una sombra, una mácula esencial heredada de los experimentos del alquimista, quien despedazó animales vivos y ensambló sus partes en horribles quimeras que intentó reanimar con electricidad, monstruos que inspiraron a Mary Shelley a escribir su obra maestra, Frankenstein o el moderno Prometeo, en cuyas páginas advirtió sobre el avance ciego de la ciencia, la más peligrosa de todas las artes humanas.
  • Ricardo Morahas quoted2 months ago
    Por mucho que escrutáramos los fundamentos, siempre habría algo que permanecería borroso, indeterminado e incierto, como si la realidad nos dejara ver el mundo de forma cristalina con un ojo a la vez pero nunca con los dos.
  • Ricardo Morahas quoted2 months ago
    Su intuición original había sido correcta: era imposible «ver» una entidad cuántica por la sencilla razón de que no tenía una sola identidad.
  • Ricardo Morahas quoted2 months ago
    La tesis que tienen en sus manos demuestra que para cada partícula de materia –sea un electrón o un protón– existe una onda asociada que la transporta por el espacio.
  • Ricardo Morahas quoted2 months ago
    Cuanto más complejo sea lo que queremos aprehender, más importante es tener distintos pares de ojos, para que esos haces de luz converjan y podamos ver lo Uno a través de lo múltiple.
  • Pamela Ipinza Mayorhas quoted2 months ago
    es altamente volátil; hierve a los veintiséis grados centígrados y deja un ligero aroma almendrado en el aire, dulce pero levemente amargo, que no todos logran distinguir, ya que poder hacerlo requiere un gen específico del cual carece el cuarenta por ciento de la humanidad.
  • Pamela Ipinza Mayorhas quoted2 months ago
    Con ella, la corona española estableció un monopolio sobre el carmín que duró siglos. Diesbach intentó romperlo vertiendo sale tartari (potasio) sobre una destilación de restos animales creada por uno de sus ayudantes, el joven alquimista Johann Conrad Dippel, pero la mezcla no produjo el rubí furioso de la grana cochinilla sino un azul tan deslumbrante que Diesbach pensó que había hallado el hsbd-iryt, el color original del cielo, el legendario azul con que los egipcios decoraron la piel de sus dioses.
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