La cultura es capaz de crear un marco, un libro, una música, un poema o un escenario para preguntar lo que en la vida tiene y no tiene sentido. Pero también puede ser agua en el puesto fronterizo, de manera que un poema se convierta en oasis, en mano que aprieta y salva. Ante el hartazgo de los haceres vacíos, ante la multitud de silencios contenidos y asustados, ante el llanto y el encono que experimentamos frente a la tiranía burocrática, el trabajo intelectual que sostiene a la cultura posee un inmenso valor