En 1940, Virginia Woolf decidió formar un nuevo volumen de cuentos, al que incorporaría la mayoría de los relatos originariamente aparecidos en Lunes o martes, así como otros posteriormente incluidos en publicaciones periódicas, y algunos inéditos, Una Casa encantada, es uno de ellos.
Pero los árboles tejían penumbras para un vagabundo rayo de sol. Tan hermoso, tan raro, frescamente hundido bajo la superficie el rayo que yo buscaba siempre ardía detrás del vidrio. Muerte era el vidrio; muerte mediaba entre nosotros; acercándose primero a la mujer, cientos de años atrás, abandonando la casa, sellando todas las ventanas
Tann Zavalahas quoted5 years ago
Las puertas siguen cerrándose a lo lejos, distantes, con suave sonido como el latido de un corazón.
Lizhas quoted2 years ago
El viento sube rugiendo por la avenida. Los árboles se inclinan y vencen hacia aquí y hacia allá. Rayos de luna chapotean y se derraman sin tasa en la lluvia. Rígida y quieta arde la vela. Vagando por la casa, abriendo ventanas, musitando para no despertarnos, la pareja de duendes busca su alegría.