La paz empieza en mí. La reconciliación empieza en mí. La curación empieza en mí. Por ello cuando practiques, de este modo, la respiración profunda, cuando sonrías al dolor que hay en ti, cuando te comprometas a volver a empezar, cuando practiques la bondad amorosa y cuando atiendas a tu dolor y a tu sufrimiento, estarás empezando a cuidar a la otra persona. Cuidar de ti es cuidar de la otra persona