Lo mismo con el aniversario de boda. Una pareja de recién casados lo celebran encantados, pero ¿qué pasa tres, cinco, diez años después? ¿No se le añade a la fecha una cierta ironía, la memoria de cosas que no se pueden recuperar por mucho que la fecha sea alegre? Cuando pasan veinte o treinta años, las capas de recuerdo se han superpuesto indistintamente y hacen imposible diferenciar la alegría de la tristeza, la felicidad del enfado. ¿Qué queda entonces de la persona que una fue?