Así, inicialmente, tras la adopción, han perdido los referentes conocidos, que les daban seguridad, y en cambio se encuentra con un desconocimiento total de la forma de vida que sus padres tienen organizada: cómo visten, forma de alimentarse, de relacionarse entre ellos, etc. Damos algunos ejemplos:
•Hay niños que en la institución están acostumbrados a dormir en el suelo y se asustan muchísimo cuando sus padres pretenden acostarles dentro de una cuna donde se sienten totalmente enjaulados.
•Los niños que viven en una institución –en las que la cocina suele estar alejada de los espacios donde los niños viven– no tienen la oportunidad de saber que muchos alimentos tienen que ser cocinados antes de poder ingerirlos y por descontado no saben que durante este proceso los alimentos ya huelen igual que cuando están cocidos. Así, cuando comienzan a vivir con la familia, se desesperan al oler a comida y que no se les de enseguida de comer. Su noción hasta entonces era que si al poco de oler los alimentos no les servían su ración, aquel no era su momento de alimentarse, aun cuando tuviesen hambre.