Si bien, en etapas posteriores de su carrera, Covarrubias no duda en pronunciarse como un seguidor convencido de las teorías del difusionismo, es precisamente durante este periodo que comenzó a cuestionarse si, a pesar de las distancias que separaban a las culturas que habitaban los dos extremos del océano Pacífico, los contactos entre ellas habrían sido posibles.