Cuando se investigó el incremento de la violencia callejera en Brasil, los estudios arrojaron un resultado llamativo: una buena proporción del número de muertes ocurridas en los últimos años está directamente relacionada a la creciente actividad de la Policía Militar, una policía civil entrenada por militares, en el combate del narcotráfico y el crimen organizado en las principales ciudades del país, sobre todo en las favelas, los barrios más pobres.