Puede que engañes a los vecinos y a los guardias, y a Jesús y a tu chocha madre con estas santurronas visitas tuyas, pero a mí no me engañas. Sigue con ellas si quieres ganarte una estrella de oro, pero deja de arrastrar tu culo hasta aquí por mi causa. —Finalmente, añadió—: Porque te odio.