Compartimos el planeta de Hitler y varias de sus preocupaciones; hemos cambiado menos de lo que creemos. Nos gusta nuestro espacio vital, fantaseamos con la destrucción de los gobiernos, denigramos la ciencia, soñamos con una catástrofe. Si pensamos que somos víctimas de alguna conspiración planetaria, nos acercamos poco a poco a Hitler. Si creemos que el Holocausto fue el resultado de las características inherentes de los judíos, los alemanes, los polacos, los lituanos, los ucranianos o cualquier otro grupo, nos movemos en el mundo de Hitler.