¿Qué nos tiene que llegar? Yo no quiero nada. ¿Ganaste algo alguna vez en toda tu purísima vida? ¿No?, y bueno, ya es hora. Agarrate fuerte y abre el techo, gustosa. Lindo modelito de auto. Y mamá muerde la cornisa, y las piedras caen en masa haciendo ruidos cristalinos. Y los pájaros y los renacuajos se escapan. Y ya no puedo pensar en nada más. Ya no siento mi cerebro mío. Es imposible que estemos vivas dentro de una hora así que me aferro y grito y la golpeo con el puño cerrado, pero sin ninguna esperanza, sin ningún sentido. Sin deseo, miro todo sin despedirme, pero tampoco estoy en este mundo. No desfila delante de mí ninguna imagen, no sé en qué consistió haber vivido. No hubo infancia, ningún enigma resuelto, ninguna palabra de alivio, solo las habitaciones saturadas, el olor dentro de sus zapatos. E