No en Cambridge, sino en ti. Eres oro. Y que regreses a la BYU, o incluso a la montaña donde naciste, no cambiará quien eres. Es posible que cambie la manera en que te ven los demás, y aun la manera en que te ves a ti misma, pues hasta el oro parece mate con cierta iluminación. Sin embargo, eso solo es la apariencia. Y siempre lo ha sido.