Las comunidades humanas oportunistas, igual que las comunidades vegetales oportunistas, desempeñan un papel fundamental en la regeneración, pero no son sostenibles a largo plazo. En el momento en que el acceso a la energía se complica, la única forma de que todo siga adelante es el equilibrio y la restauración, un camino basado en el ciclo recíproco entre sistemas de sucesión ecológica temprana y sistemas de sucesión tardía, que permitan el desarrollo mutuo.