Pero, de momento, aquello parecía una fiesta, un sueño también, como cuando estás enamorado y eres correspondido y estás haciendo algo totalmente normal y aburrido como ir a comprar comida al supermercado y de pronto recuerdas lo que está ocurriendo: un ser humano en la tierra desea más que nada en el mundo estar contigo, escucharte y tocarte, y tú deseas lo mismo. Es una locura, una suerte (¿cuántas posibilidades había realmente de que esto ocurriese?) y a la vez una evidencia tan indiscutible como que la tierra gira alrededor del sol. Estaban haciendo una película, de un libro escrito por mí, en Cadaqués.