Cinder

–Soy un ser humano –dijo Cinder apaciblemente, la ira la había abandonado. Solo quería que Adri dejara de hablar para poder irse a su cuarto a estar sola y pensar en Peony. El antídoto. Su huida.

–No, Cinder: los seres humanos lloran.

–¿Sería posible que no habláramos del príncipe?

–Pues no creo que sea posible. A fin de cuentas, estás trabajando en su androide. Imagínate todo lo que sabe, todas las cosas que ha visto y... –la voz de Iko sonó balbuceante–. ¿C-crees que lo haya visto desnudo?

–Soy un ser humano –dijo Cinder apaciblemente, la ira la había abandonado. Solo quería que Adri dejara de hablar para poder irse a su cuarto a estar sola y pensar en Peony. El antídoto. Su huida.

–No, Cinder: los seres humanos lloran.

no me casaré con usted.

Cinder no se percató de cuánto quería que Kai le devolviera el beso hasta que le quedó claro que no lo haría.

Desde luego, la delicada presión de la mano de Kai sobre su cintura no le molestaba.

Lo besaba por la única razón de que quería besarlo. Quería que él supiera que quería besarlo.

–Tengo entendido que cuando los ciudadanos se rebelan, por lo general existe una buena razón

¿Considerarías ser mi invitada personal al baile?

–Espero que nuestros caminos vuelvan a cruzarse.

–¿De verdad? En ese caso, creo que continuaré siguiéndolo.

Ella se arrepintió de la broma por un segundo, antes de que Kai soltara una carcajada. Una risa real. Sintió calidez en el pecho.