Agatha Christie

El Tren De Las 4.50

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  • Silvia Arenashas quotedlast month
    —¿Y qué me dice de Lucy Eyelesbarrow? ¿Boda también en este caso?

    —Quizá. No me extrañaría.

    —¿A cuál de ellos va a elegir? —preguntó Dermot Craddock.

    —¿No lo sabe usted? —dijo miss Marple.

    —No lo sé. ¿Y usted?

    —Oh, sí, me parece que sí.

    Y le guiñó un ojo.
  • Silvia Arenashas quotedlast month
    Pensé que si Elspeth veía al doctor Quimper exactamente en la misma posición en que había visto al hombre del tren, es decir, de espaldas a ella e inclinado sobre una mujer a quien sujetara por el cuello, era seguro que lo reconocería o emitiría alguna exclamación de sobresalto
  • Silvia Arenashas quotedlast month
    Luego, naturalmente, le fue muy fácil, como médico de la familia, envenenar a Alfred y también enviar los comprimidos.

    Porque él le recetó la tisana a Alfred

  • Silvia Arenashas quotedlast month
    Él se proponía que el asesinato quedase relacionado con la familia Crackenthorpe. Antes de esto había escrito a Emma una carta que debía suponerse procedente de Martine, con quien Edmund Crackenthorpe había dicho que iba a casarse. Emma le había contado al doctor Quimper todo esto sobre su hermano. Luego, llegado el momento, él la animó a que fuese a la policía con la historia. Quería que la muerta fuese identificada como Martine. Creo que se había informado de que la policía de París hacía investigaciones relativas a Anna Stravinska y así se ocupó de que le enviaran una postal desde Jamaica que pudiera ser atribuida a ella.
  • Silvia Arenashas quotedlast month
    Así, ya lo ven ustedes —comentó miss Marple—, esto ha resultado ser, como yo había sospechado, algo muy sencillo. El crimen más simple que se pueda imaginar. Hay tantos hombres que asesinan a sus esposas.
  • Silvia Arenashas quotedlast month
    —¿Son de…? —Y vaciló.

    —De pescado —señaló Bryan—. Yo he ayudado a hacerlos.
  • Silvia Arenashas quotedlast month
    En realidad, esto no demuestra nada. Y es terrible vivir con esta sospecha. No saberlo con certeza. ¡Quizá no lo sabremos nunca!

    —Desde luego que lo sabremos, querida —exclamó miss Marple animadamente—. Todo esto no quedará así. Lo que tengo muy claro sobre los asesinos es que nunca dejan las cosas tal como están. En todo caso, no pueden cuando han cometido un segundo asesinato.
  • Silvia Arenashas quotedlast month
    —Lo malo es que las personas son insaciables —señaló miss Marple—. Algunas personas. Muchas veces, así es como empieza todo. No se empieza con el asesinato, con el deseo de cometerlo, ni siquiera pensándolo. Se empieza siendo, sencillamente, avaricioso, queriendo tener más de lo que se ha de recibir.
  • Silvia Arenashas quotedlast month
    —¡Pero la mujer asesinada no había estado allí! —le indicó miss Marple—. No había estado en el sentido que usted dice. Ella fue a Rutherford Hall cuando ya estaba muerta. La arrojaron desde el tren por el terraplén de la vía.

    —Bueno, sí.

    —Lo que el sobre demuestra es que el asesino estuvo allí. Es de suponer que le quitó a su víctima este sobre con la documentación y los otros objetos que llevaba y que después se le cayó sin darse cuenta. ¿O lo hizo premeditadamente? Seguro que sus hombres y el inspector Bacon lo inspeccionaron todo a conciencia, y no lo encontraron. Y luego aparece de repente en el cuarto de la caldera.
  • Silvia Arenashas quotedlast month
    ¿Qué había en ellos?

    —Acónito. Es la clase de comprimidos que suelen guardarse en una botella para venenos y que se disuelven al uno por ciento, para uso externo.

    —Y así, Harold lo tomó y murió.

    No me equivoqué

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