TRANIO:
Seguro, pues ha partido en dirección a la escuela donde se aprende a domar a las mujeres.
BLANCA:
¿La escuela donde se aprende a domar a las mujeres?, pero ¿existe tal escuela?
TRANIO:
Por supuesto, señora. Y en ella, Petruchio es el maestro. Él enseña los procedimientos, que caen como un treinta y un uno, para domar a las mujeres ariscas, y para hacer dormir su lengua cuando es demasiado violenta.