Me repito: No olvides que estás del otro lado de la historia, no olvides que estás del otro lado de la historia… Tú eres el que la escribe, no ella a ti. Si empiezas a sentir que es otro el que te está escribiendo, estás acabado, los demonios se han apoderado de ti, ha llegado aquello que más temes, tu cerebro se está vaciando como un granero en invierno. No, todavía controlo la situación… Todavía cierro a cal y canto las puertas, pienso.
Soy yo quien escribe…
Mientras escribo, sé quién soy; al detenerme, ya no estoy tan seguro.