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Carmen García

El idioma de los pájaros

  • Alejandra Hesahas quoted4 months ago
    Alguna vez, intenté comentarlo con ciertas personas. Compartir la sensación que me había dejado la desaparición, saber si alguien más tenía ese mismo agujero adentro; la misma incomodidad. Y sin embargo, fue como hablar con un muro.
  • Alejandra Hesahas quoted4 months ago
    Reconocer lo que habíamos perdido daba miedo y no decirlo era una forma de que no existiera.
  • Alejandra Hesahas quoted4 months ago
    el extraño vacío se apoderaba de todo, como una neblina que se posa sobre los caminos.
  • Yar Cruzhas quotedlast year
    Alguna vez, intenté comentarlo con ciertas personas. Compartir la sensación que me había dejado la desaparición, saber si alguien más tenía ese mismo agujero adentro; la misma incomodidad
  • Yar Cruzhas quotedlast year
    Así continuamos, con la vista tapada, desconociendo el vacío, mirando hacía el lugar equivocado.
  • Yar Cruzhas quotedlast year
    en cada gesto, en cada mirada, se pronunciaba más la ausencia.
  • Yar Cruzhas quotedlast year
    Reconocer lo que habíamos perdido daba miedo y no decirlo era una forma de que no existiera. Pero ahí estaba, acechando. Creciendo en el silencio. Materializándose de alguna forma desconocida.
  • Alicia M. Mareshas quoted3 years ago
    En cambio, yo recordaba a Pelayo siempre. Su complicidad silenciosa, su forma de moverse en la oscuridad. Todo eso que ahora construía un abismo entre Perro y yo.
  • Alicia M. Mareshas quoted3 years ago
    Nadie hablaba de eso, de lo irremplazable. De lo que se había perdido junto con los gatos. Quizás porque no sabíamos cómo ponerlo en palabras o porque solamente nombrarlo era escalofriante. Reconocer lo que habíamos perdido daba miedo y no decirlo era una forma de que no existiera. Pero ahí estaba, acechando. Creciendo en el silencio. Materializándose de alguna forma desconocida.
  • Hatebreederhas quoted3 years ago
    Nadie hablaba de eso, de lo irremplazable. De lo que se había perdido junto con los gatos. Quizás porque no sabíamos cómo ponerlo en palabras o porque solamente nombrarlo era escalofriante. Reconocer lo que habíamos perdido daba miedo y no decirlo era una forma de que no existiera. Pero ahí estaba, acechando. Creciendo en el silencio. Materializándose de alguna forma desconocida.
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