casa y en la escuela debe regularse la utilización del móvil y otros dispositivos. Y solo puede hacerse desde el acuerdo. Debemos enseñar a los adolescentes que los acuerdos nunca son sobre máximos. Si defendemos lo que para nosotros y ellos sería ideal, no nos vamos a entender. Hay que descender al terreno de lo aceptable, de los mínimos. Ahí sí puede haber acuerdo, aunque ambos nos sintamos algo incómodos y decepcionados.