Tu regalo de cumpleaños —murmura dándome un beso en la mejilla.
Lo abro emocionada para encontrarme con dos cartas.
—¡Mi carta a mi yo futuro! —afirmo al reconocerla—. ¿Y la otra?
—Ábrela.
Con delicadeza, abro la segunda carta para encontrarme con dos billetes de avión.
—Son para este verano, para volver a Riomaggiore unos días —se rasca el cuello ansioso—, así podemos volver a ver a tus abuelos, a mi tío, a Dunita, a Idara, Valen, Leo... Puedo presentarte a mis padres también, aunque ya sabes cómo son, pero seguro que conociéndote entenderán mejor por qué también quiero estar aquí, contigo.
—¿Cómo se lo han tomado? —pregunto preocupada pese a la vorágine de ternura y amor que siento ante el regalo.
—Mal, evidentemente —ríe entristecido—, pero acabarán aceptándolo. No puedo seguir bajo la sombra de nadie, aunque sean mis padres. Mi vida es mía, yo escojo mi camino y he decidido que quiero apostar por mí,