Tómatelo con estoicismo

lo afirma Musonio Rufo:
Serás merecedor del respeto de todos si empiezas lo primero por respetarte a ti mismo.
MUSONIO RUFO, CITADO POR ESTOBEO
ÉGLOGAS III, 31, 6.

Dice así: «¿Me preguntas en qué he aprovechado hoy? He comenzado a ser mi propio amigo». Mucho ha aprovechado: nunca estará solo. Ten presente que un amigo así es posible para todos.
EPÍSTOLAS MORALES A LUCILIO I, 6, 7

Solo puede amarse aquello que se conoce». Evidentemente, no se trata de caer en el narcisismo ni la autocomplacencia, pero sí de interiorizar el respeto y el amor hacia uno mismo. Marco Aurelio lo planteaba así:
No merezco causarme aflicción, porque nunca a otro voluntariamente afligí.
MEDITACIONES VIII, 42

Examinándonos a nosotros mismos hallaremos lo que nos conviene:
Cava en tu interior. Dentro se halla la fuente del bien, y es una fuente capaz de brotar continuamente, si no dejas de excavar.
MEDITACIONES VII, 59

En ninguna parte un hombre se retira con mayor tranquilidad y más calma que en su propia alma.
MEDITACIONES IV, 3

Pero el respeto y la estima a tu propio pensamiento harán de ti un hombre satisfecho contigo mismo, perfectamente adaptado a los que conviven a tu lado y concordante con los dioses, esto es, un hombre que ensalza cuanto aquellos reparten y han asignado.
MEDITACIONES VI, 16

Sabes que es un desvergonzado quien reclama castidad a su mujer, cuando él mismo seduce a las esposas de los demás.

Por mucho que dijeran que el sabio podía ser tan feliz con pareja como sin ella, Séneca y Marco Aurelio la tuvieron y Epicteto defendió tenerla y formar una familia. Es decir, era un «preferible», ¡y de los importantes! Para Séneca:

MEDITACIONES IX, 3

Por su parte, Epicteto, recurriendo a la hermosa metáfora de la vida como una obra de teatro, señala:

Recuerda que eres actor de un drama, con el papel que quiera el director: si quiere uno corto, corto; si uno largo, largo; si quiere que representes a un pobre, represéntalo con nobleza: como a un cojo, un gobernante, un particular. Eso es lo tuyo: representar bien el papel que te han dado; pero elegirlo es cosa de otro

Para los estoicos, la muerte era un hecho connatural a la vida. En este texto, Marco Aurelio la define de varias formas, utilizando desde una bella metáfora hasta una descripción que parece sacada de un libro de ciencia moderno (de hecho, tiene toda la razón, nuestros átomos, creados en las estrellas, se dispersan por el universo a nuestra muerte):