Siempre hubo un voto obrero de derecha, pero, desde finales de los años setenta, el voto de los obreros por el Partido Socialista y, más aún, por el Partido Comunista comienza a disminuir. No son los viejos votantes obreros de izquierda quienes votan a la derecha, sino sus hijos, que ya no se socializaron en la cultura política de la clase obrera.