Los regímenes nazi y soviético convirtieron a personas en números, algunos de los cuales sólo podemos conocer aproximadamente, mientras que otros se pueden establecer con bastante precisión. A nosotros los estudiosos nos corresponde buscar esos números y situarlos en perspectiva. A nosotros, como humanistas, nos toca transformar de nuevo esos números en personas. Si no podemos hacerlo, Hitler y Stalin habrán configurado no sólo nuestro mundo, sino también nuestra humanidad.