Eran ésas mis elucubraciones frente a aquella mesa llena de pescado, camarones, tostadas, guacamole y cuanta cosa. Apenas comimos. Pensé todo aquello y creo que resoné los pensamientos de mi madre, veríamos a mi padre ahora que la mesa podía llenarse tan fácil. Crecidos y sanos, enteros y bien nutridos, así veríamos a mi padre si es que lo veíamos. Cuando ella había dejado la piel atravesando tres jornadas de trabajo diarias. De pronto mi madre estaba muy enojada. Virgen del Naufragio, ampáranos.