Si se le añade un concepto pobre de gestión del tiempo, es decir, la ausencia de planificación estratégica, se puede agravar aún más la situación. Pero es la incapacidad para manejar las emociones lo que debe ser tratado, ya que es una parte integral del problema. Aunque aprendamos a gestionar el tiempo, no se resuelven los problemas por eso: uno prefiere hacer otras cosas antes que tomar decisiones.