ISOMÉTRICOS: cristales cuya estructura interior es cúbica. Pueden mejorar malas situaciones e intensificar o amplificar energías.
MONOCLÍNICOS: cristales cuya estructura interior se asemeja a un paralelogramo tridimensional. Son cristales protectores.
ORTORRÓMBICOS: cristales cuyo patrón de entramado reproduce la forma de un diamante. Limpian, despejan y eliminan los bloqueos.
TETRAGONALES: cristales cuya estructura interna es rectangular. Estos cristales hacen que las cosas resulten más atractivas y te ayudan a atraerlas.
TRICLÍNICOS: cristales cuya estructura interna se compone de tres ejes desiguales y oblicuos entre sí. Mantienen a raya las energías no deseadas o ayudan a retener aquellas que desees mantener.