Ngũgĩ wa Thiong’o

Quotes

Emanuel Bravo Gutiérrezhas quoted2 years ago
Para Joshua, someterse a esta ceremonia constituía el peor de los pecados. ¿Acaso no le habían dicho que recogiese sus cosas y abandonase Egipto? Emprendería el viaje con valor, él, un soldado cristiano, rumbo a la tierra prometida. Nadie lo apartaría de la meta que se había marcado. Quería entrar en la nueva Jerusalén como un hombre entero.

Es más, Joshua consideraba la circuncisión tan pecaminosa que dedicó una oración a Dios para rogarle que lo perdonase por haberse casado con una mujer circuncidada.
Emanuel Bravo Gutiérrezhas quoted2 years ago
—¿Y dónde estará Muthoni? —preguntó Miriamu un poco desconcertada. Era una mujer amante de la armonía y le disgustaba que se produjeran tensiones innecesarias en el hogar. A sus hijos siempre les inculcaba lo mismo: «Obedeced a vuestro padre». No lo decía con dureza ni con amargura. Era una expresión de fe, de reconocimiento, de una forma de vida. «Vuestro padre dice esto…» y esperaba de sus hijos que lo hicieran, sin aspavientos, sin resentimiento. Había aprendido el valor de la sumisión cristiana y pensaba que todo creyente compartía la misma actitud hacia la vida. No era que cuestionase la vida. Esta le había dado un hombre y, ella, a su manera, lo amaba y cuidaba de él. Su fe y su creencia en Dios estaban ligadas a su temor a Joshua. Pero eso era la religión y esa la forma en que estaban ordenadas las cosas. Con todo, todavía podía advertirse en sus ojos que esta era una religión aprendida y aceptada; que en el interior dormitaba la auténtica mujer kikuyu.
Emanuel Bravo Gutiérrezhas quoted2 years ago
Miriamu salió al exterior. Eso era lo que significaba ser madre. Significaba echarse sobre los hombros todos los pecados y faltas de los hijos.
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