Para Austin, decir algo es hacer algo, por lo que existen actos de habla. Un acto de habla es el que realizamos por medio del lenguaje, bien sea explícita o implícitamente. Según explica, existen tres tipos de actos de habla:
Acto locucionario o locutivo. Es el acto de decir algo. Se distinguen tres tipos de actos dentro de este: 1. El acto fonético: es el acto de pronunciar los sonidos. 2. El acto fático: es el acto de pronunciar los sonidos de acuerdo con una gramática. 3. El acto rético: es el acto de pronunciar los sonidos con un sentido y una referencia. Estos actos locucionarios o locutivos son constatativos y, por tanto, se introducen en la lógica verdad/mentira.
Acto ilocucionario o ilocutivo. Son actos realizativos, lo que se llamó «performativo» en el contexto anglosajón: es lo que se hace al decir algo. Es convencional, se explicita mediante fórmulas tales como «te mando que…». Están sujetos a la lógica del éxito: serán exitosos o no dependiendo de si se logra llevar a cabo lo que pretenden.
Acto perlocionario o perlocutivo. El efecto perlocutivo de una frase consiste en los efectos imprevistos de las palabras pronunciadas. Son efectos imprevistos porque no responden a una convención. Prometerle algo a alguien puede hacerle feliz, pero ese efecto no es una convención: no está escrito en ningún sitio que las promesas hagan felices a las personas. Otro ejemplo, que será relevante para la performatividad de Butler, es que alguien se ofenda o no al escuchar un insulto: quien emite el insulto realiza un acto de habla y quien lo interpreta realiza otro; ese efecto en quien recibe el enunciado será el efecto perlocutivo. La distinción entre actos performativos y sus efectos perlocutivos, no obstante, es un tema demasiado complejo para ser tratado aquí. Quedémonos, pues, con la idea de que los actos perlocutivos son los efectos que un enunciado produce en quien lo recibe, independientemente de la intención de quien lo emite.