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Coral Bracho

  • Rafael Ramoshas quoted2 years ago
    Porque la muerte tiene, en el torneado corazón
    de la vida
    encajados sus vértices. Y con ellos inicia y en ellos abre
    una extensión:
    la del espacio que transcurre.
  • Jesús Esquivelhas quoted2 years ago
    Porque la muerte tiene, en el torneado corazón

    de la vida

    encajados sus vértices.
  • Rafael Ramoshas quoted2 years ago
    Magma, lugar
    que habita, dejan
    ahí su ardor, su hondo, abrasivo
    sentimiento.
    Lo dejan en esa trama, en ese asido
    torrente, y es su fuego
    sustancia
  • Rafael Ramoshas quoted2 years ago
    De allí nos hablan,
    de allí nos llaman, como entre sueños.
    De un sueño a otro
    nos llevan.
    De un sueño a otro nos trazan, nos transparentan.
    Como rasgos muy tenues en un paisaje.
    Como respiros. De un sueño a otro buscamos
    la solidez: este fuego
    que enlaza, que perdura.
    Esta pasión que arraiga,
    que arrebata, y su acentrado contrapunto,
    este sentir que engendra.
  • Alicia M. Mareshas quoted2 years ago
    Otra

    la mirada animal,

    su hondura suave, su caricia. Tiempo que irradia

    entre las hojas.
  • Iranyelahas quoted2 years ago
    los que se aman, se vuelven y así entrevén.
    Así se entornan y se abisman.
    Urden y entreabren en la trama ese espacio,
    ese jardín que es eco
    e imantación.
  • Rafa Salcedohas quotedlast year
    Y qué de ese dolor sin fondo,
    de ese mar ya vaciado, negro
    entre lo negro sin bordes? Algo ficticio
    tiembla, se burla dentro.
  • Hugo Cervantes Floreshas quotedlast year
    Percepción temporal

    La mosca baja,

    abruma con suaves toques la delgada corteza del espacio, hunde

    la cabeza, pega las antenas al fondo

    (Hunde, como un alambre vibra, como una noche)

    –rompe–

    pierde un segundo, gira, vuelve al tiempo,

    al contacto del humus.

    (un momento de textura fluvial)

    La mosca se incorpora, busca su forma,

    fija su contorno, como la hiedra se acomoda y se plasma, luego extiende las alas,

    y reposa.

    El fuego danza,

    entra, como salta la hiena

    a la carne silbante de los sauces
  • Hugo Cervantes Floreshas quotedlast year
    –tu mirada se ahoga–

    el fuego palpa une como se interna, calca sus pisadas y cambia lo que toca.

    Omnívora

    esfera

    opaca, el tiempo fluye.

    Porque todos circulan en sus aspas, porque

    nadie se acerca,

    porque el borde es la fuerza del abismo que absorbe, el tiempo fluye,

    porque el borde es la fuerza del abismo que exhala, el tiempo

    es una esfera, su borde

    o contorno es ágil; sus fragmentos, periodos germinales. A veces

    estos segundos crecen extraordinariamente

    y trascienden la afluencia de otras áreas.

    Las áreas principales son cuatro:

    El núcleo. Cavidad imantada que transforma y devora los compuestos; asimila tan sólo los despojos que antes, en áreas precedentes, integraron las formas que ella tritura ahora y elimina.

    El humus. Área que soporta existencias que crecen del contacto; es lisa, fluida, no presenta corpúsculos, es indiferenciada, cubierta por una substancia adherente, atractiva y viscosa, que llama y desencadena la instintiva integración del ser que la completa.

    El borde. Es el perfil externo de la esfera. Su complexión frontal es muy variada, más voluminosa que plana. Presenta actividad constante, formas autónomas, núcleos expansivos y fondos germinales. Los fragmentos que
  • Hugo Cervantes Floreshas quotedlast year
    –tu mirada se ahoga–

    el fuego palpa une como se interna, calca sus pisadas y cambia lo que toca.

    Omnívora

    esfera

    opaca, el tiempo fluye.

    Porque todos circulan en sus aspas, porque

    nadie se acerca,

    porque el borde es la fuerza del abismo que absorbe, el tiempo fluye,

    porque el borde es la fuerza del abismo que exhala, el tiempo

    es una esfera, su borde

    o contorno es ágil; sus fragmentos, periodos germinales. A veces

    estos segundos crecen extraordinariamente

    y trascienden la afluencia de otras áreas.

    Las áreas principales son cuatro:

    El núcleo. Cavidad imantada que transforma y devora los compuestos; asimila tan sólo los despojos que antes, en áreas precedentes, integraron las formas que ella tritura ahora y elimina.

    El humus. Área que soporta existencias que crecen del contacto; es lisa, fluida, no presenta corpúsculos, es indiferenciada, cubierta por una substancia adherente, atractiva y viscosa, que llama y desencadena la instintiva integración del ser que la completa.

    El borde. Es el perfil externo de la esfera. Su complexión frontal es muy variada, más voluminosa que plana. Presenta actividad constante, formas autónomas, núcleos expansivos y fondos germinales. Los fragmentos que la conforman se expanden indefinidamente y crean a veces espacios muy diluidos de intensa claridad acústica y lumínica. Tiene una apariencia abismal cuando vista del área más externa (halo), esto, secundado por gases de finísimas puntas y matices, la mantiene casi por completo desierta.

    El halo. Es una superficie blanda, compacta, que gira en posición anular respecto al borde, tiene una esponjosa opacidad afelpada que impregna la conciencia que flota entre sus aspas.

    Sus aspas: el contorno foliar estático que envuelve con sopor habitual la forma de sus seres,

    aquí descansan,

    y flotan, y se abstienen;

    sólo a veces

    detectan,

    entre sueños,

    la incitante emanación lumínica del borde, huelen su afluencia,

    escuchan,

    la presienten; unos (los más) se aferran

    con renovada fuerza entre las aspas,

    otros

    bajan con cautela o dejan

    que la atracción los cubra

    en oblación hipnótica y los jale;

    aquí,

    giran intentan sueltan y salpican huyen la succión liminal incisiva cadencia vuelven deslumbrados, jadeantes, inhibidos

    a la abundancia quieta de sus aspas,

    otros

    bajan al borde y permanecen,
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