Mark Batterson

Lo que impide que ocurran milagros muchas veces es nuestra propia holgazanería.

En el reino de Dios, lo que va, vuelve. Si sigues orando de nuevo y de nuevo, una y otra vez, tu vida se convertirá en un tiovivo de milagro

Jamás llega demasiado temprano.
Jamás llega demasiado tarde.
Siempre es puntual, sin excepción.

Como dijo Dallas Willard: «La gracia no se opone al esfuerzo, sino a la ganancia. Ganar es una actitud. El esfuerzo es acción»[

Si quieres un milagro, a veces tendrás que salir de tu camino y llegar bastante lejos de donde pensabas.

No solo soñaron en grande sino que, además, oraron con perseverancia.

La única forma en que podemos fallar es si no pedimos.

Cuando nos olvidamos de la fidelidad de Dios perdemos la fe.

Cada vez que la Biblia dice lo mismo en dos maneras distintas su importancia es doble.

Experimentar lo milagroso es, por cierto, mucho más que lo que llamamos el poder del pensamiento positivo.