Adolfo Córdova

“Si no me sale esta vez, la próxima me horneo yo misma”, pensó la Pastelera y deseó profundamente que no le saliera, porque no había nada como pasar la noche en el horno de leña (sobre todo en invierno), amanecer bien calentita y empezar su día recién horneada.

—A veces un pensamiento se arraiga tanto que el tren deja de caminar y se vuelve montaña o bosque o arrecife; desaparece —siguió el mosquito—. Pero hay muchos Trenes de Pensamientos y en cualquier momento pasa otro con otras criaturas imaginadas, y todo viaje puede ser posible otra vez.

Tan intenso, tan centelleante, que cegó a los pájaros posados en el árbol y atrajo mares de insectos alados que se incendiaron en su vuelo circular.

Nos hemos reunido alrededor de las palabras y ellas nos han refugiado y regalado la posibilidad de imaginar un mejor lugar, un corazón común. Estábamos invitando a otros a participar en una misión imposible, como si el mundo fuera un barco y el barco se estuviera hundiendo. Teníamos que salvar las palabras que no debían hundirse por ningún motivo, pues eran las palabras que nos ayudarían a crear un nuevo mundo

¿Dónde nació el miedo?
¿Nadie se dio cuenta
cuándo se vino a vivir con nosotros?

¡Hay tan poca gente que ame los paisajes que no existen!

cada país de Nunca Jamás es distinto para cada uno.

Creemos en la escritura y el arte como espacios donde podemos contar las historias que han sido silenciadas, lo mismo que convocar a un lugar de escucha.

Nos hemos reunido alrededor de las palabras y ellas nos han refugiado y regalado la posibilidad de imaginar un mejor lugar, un corazón común

la desaparición como acto de magia y como acto de violencia, y la literatura, las palabras como actos de esperanza, como dispositivos de protesta, memoria y justicia.