Aixa Rava

no es nada condescendiente con los hechos: no quita ni agrega, no inventa. Y si recuerda, cuenta las cosas de modo tal que al rememorarlas dice lo que efectivamente fue. Porque aquello de lo que se escribe está ahí, latente en ese “presente ileso”. Esa es su potencia y su verdad, su capacidad de afectarnos desde el lugar de los hechos; la imposibilidad de desconocer que vamos a ser dañados: “esta herida la lavé ayer / y hoy de nuevo”

Como si cada poema dijera: es posible nombrar lo que aviene, pues lo innombrable y lo imposible son todavía categorías inexistentes.

yo, la no romántica
la que se corre del roce de lo que tiembla
quiero decírtelo con el cuerpo

Quisiera haberme enamorado de vos para siempre
más que del subjuntivo.
De la propia lengua no escapa nadie