La Biblia es un bien común y no se puede dejar su posesión sólo en manos de los clérigos, de una minoría de creyentes, de los mediadores comunicantes «creacionistas». Debe ser conocida por todos, ya que influye en múltiples ámbitos: literatura, pintura, música, cine…, incluso en nuestro vocabulario. ¿Cuántos pueden explicar la expresión «tener más paciencia que el santo Job»?