Conforme sigues con atención el ciclo natural, con los sentidos cada vez más y más afinados, puedes observar cómo surge en ti mismo una oleada de gozo, como un eco del mundo natural. Y comenzará a disminuir a diario la ilusoria frontera entre tu yo —supuestamente distinto y separado— y el entorno que te rodea. Entonces, con un poco de suerte, podrás dedicarte a las tareas del jardín y disfrutar de una mayor conexión con los ciclos estacionales de la naturaleza